domingo, 14 de julio de 2013

La Crueldad de la Oligarquía (nota Publicada por la revista VIVA el 07/07/2013)

Uno de los aspectos mas atroces de la "Campaña del Desierto" fue el modo en que les quitaron los hijos a los Indígenas tomados prisioneros y los repartieron entre las "familias de bien" para someterlos a la servidumbre.
Durante el gobierno de Nicolás Avellaneda, esas "oligarquías" que denunciaba Sarmiento comenzaron a debatir y planificar la "solución al Problema Indígena".  Su primera fase fue el plan de avance y consolidación de la "frontera", emprendido  por Adolfo Alsina, Ministro de Guerra Marina entre 1874 y su muerte, ocurrida en Diciembre de 1877.  La segunda fue la llamada "Conquista del Desierto", planificada y dirigida por el sucesor de Alsina en esa cartera y figura ascendente del ejercito y la política nacional, el General Julio A. Roca.
No vamos a detallar esa campaña, pero si es necesario recordar un proceso que durante mucho tiempo fue silenciado: el de los miles de cautivas y cautivos que, tras las matanzas en los poblados indígenas, fueron llevados por el Ejercito de Roca a millares de kilómetros de sus tierras ancestrales, y "repartidos" entre las oligarquías con las que estaba peleando Sarmiento
Evidentemente fue bajo su influencia que el ministro de Guerra de Avellaneda y principal responsable, en todo el amplio sentido del termino, de la llamada "Conquista del Desierto", General Julio Argentino Roca, puso en marcha la horrorosa metodología.  Esto publicaba el diario El Nacional:

Lo que hasta hace poco se hacia era inhumano, pues se les quitaba a las madres sus hijos, para en su presencia y sin piedad, regalarlos, a pesar de los gritos, los alarido u las suplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigían.  Este era el espectáculo: llegaba un carruaje a aquel mercado humano, situado generalmente en el Retiro, y todos los que lloraban su cruel cautiverio temblaban de espanto[...].  Toda la indiada se amontonaba , pretendiendo defenderse los unos a los otros.[...] y todos espantados de aquella refinada crueldad, que ellos mismos no concebían en su espíritu salvaje, cesaban por ultimo de pedir piedad a quienes no se conmovían siquiera, y pedir a su Dios la salvación de sus Hijos"

Recordemos que, según un informe oficial, solo en los tres primeros meses de esa Campaña, que se prolongaría casi cinco años mas, 14.000 hombres, mujeres y niños fueron masacrados o tomados prisioneros.
La suerte de los sobrevivientes fue su "traslado", caminando encadenados, unos 1.400 kilómetros, hacia los puertos de Bahía Blanca y Carmen d Patagones. A mitad de camino se monto un enorme campo de concentración en las cercanías de Valcheta (Rió Negro).  De allí partían los sobrevivientes en una larga y penosa travesía, cargada de horror para personas que desconocían el mar, el barco y los mareos, hacia el puerto de Buenos Aires.  los niños se aferraban a sus madres, que no tenían explicaciones para darles ante tanta barbarie.
Un grupo selecto de hombres, mujeres y niños prisioneros fue obligado a desfilar encadenado por las calles de Buenos Aires rumbo al puerto.  Para evitar el escarnio, un grupo de militantes anarquistas irrumpió en el desfile al grito de "dignos", "los bárbaros son los que les pusieron cadenas", y prorrumpió en un emocionado aplauso a los prisioneros que logro opacar el clima festivo y "patriótico" que se le quería imponer a aquel siniestro y vergonzoso "desfile de la victoria".
Desde Buenos Aires se los llevo a la isla Martín Garcia, convertida en uno de los primeros campos de concentración que registra la República Argentina.
Los que no murieron de hambre,frio y enfermedades fueron trasladados nuevamente al Hotel de Inmigrantes, donde comenzó lo que un diario oficialista no tenia prejuicio alguno en titular "Entrega de Indios".
En efecto, así lo anunciaba El Nacional, como una noticia suelta mas: "Los miércoles y los viernes se efectuara la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia".
Las "damas" de la sociedad pertenecían a ella y se juntaban en algunos de estos palacios para sus tés canasta con el declarado objetivo de juntar fondos para los pobres, a los que sus maridos empobrecían cada día mas.
Se había tornado un paseo "francamente Divertido" para las damas de la "alta sociedad", voluntaria y eternamente desocupadas, darse una vueltita los miércoles y los viernes por el Hotel a buscar niños para regalar y mucamas, cocineras y todo tipo de servidumbre para explotar.
Las "damas" de la Sociedad de Beneficencia se encargaban de realizar este "reparto", por el cual miles de personas fueron "entregadas" y "regaladas" as familias que buscaban obtener servidumbre.  Otra edición de El Nacional daba cuenta de algunas escenas de estas apropiaciones de personas, que dejaban en letra  muerta al articulo 16 de la Constitución de 1853:

"llegan a Buenos Aires los indios prisioneros con sus familias. La desesperación, el llanto no cesa. Se les quita a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos, a pesar de los gritos, los alaridos y las suplicas que hincadas con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta con su seno al hijo de sus entrañas, el padre se cruza delante para defender  a su familia"

Las criaturas arrancadas así a sus madres, apropiadas por los vencedores, en su mayoría tuvieron por destino el servicio domestico en las casa "de familia" porteñas. Fueron el antecedente de las "peladitas"que poblarían las "piezas de la servidumbre"(nunca tan bien aplicado este termino) de las residencias elegantes desde fines del siglo XIX y comienzos del XX.


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